domingo, 24 de abril de 2011

Casino.

Ella entró, se sentó en una mesa y se puso a jugar.
Era un juego nuevo, uno que nadie le enseñó a jugar. Pero aún así, ella quizo probar.
Tú muy sonriente te ofreciste a ayudarla a empezar. Ella, muy ingenua se dejó.

Le dijiste que era un juego, pero no se trataba de ganar. Le dijiste que no había nadie a quién ganar. Le dijiste que eras tú, contra ella y a ella le tocaba apostar. Le dijiste que se trataba de saber dejar al otro llegar al otro lado, y al mismo tiempo caminar.

Cuando llegaste a la mitad te dió miedo, le dijiste que no estabas seguro de querer jugar. Le pintaste que era su culpa, que ella tenía que saber jugar. Ella te dijo que no entendía pues fuiste tú quien le enseñó a jugar. Decidiste entonces aclarar el juego, volver a explicar. Le dijiste que eran ustedes un equipo, y al mundo le tenían que ganar.

No sé si tú te arrepentiste o siemplemente te dió miedo. No sé qué sentirás. Y no sé si te arrepientas, pero a otra mesa me voy a sentar. Puse mis cartas en la mesa, y ya no sé cómo jugar. Hice todo lo que pude, jugue todo mi juego, no se me ocurren más jugadas y me parece que es hora de cambiar. Perdí en tu juego, en el que le cambias las reglas cada día, en ese que nadie sabe jugar.

No deseo que te vaya mal, y ojalá llegue una que sí aprenda a jugar, o que valga la pena para que cambies las reglas, no sé. Posiblemente tampoco haya sido tu juego perfecto pero a mí me gustaba. Me gustaba hasta cuando lo cambiabas, porque siempre me sabías explicar. Pero ya que ni me hablas, creo que mejor me voy a cambiar.

No sé en que mesa me vaya a sentar, pero prefiero estar buscándola que esperando a que llegue contigo. De tu mesa me voy a parar, y a tu mesa no voy a volver.

Ojalá te llegue otra, otra que valga la pena, otra para las reglas cambiar.

Conversación con la que más te quiere -y no soy yo-

Si te sirve de algo, te doy mi palabra.
No. Yo nunca planeé quererte de ésta manera.

Y hablando con ella, la que posiblemente te quiera más que yo, me di cuenta que así siempre eres. Que no fuí la única, y que hay una canción para todo. O sea, una canción  no para tí, ni para mí, sino para nosotros.

Y no te preocupes, aunque dudo que lo hagas, pero yo te perdono. Y no te importa, verdad? No te hace diferencia, a que no. Y en todo caso te escribo a tí, y muy seguramente sea la última vez.

Porque ya no te quiero así, ya no es como era antes. Ya no pongo cara de ponqué cuando te pienso, ni espero que seas tú cuando me hablan. Y sí, no te puedo negar que siempre me acuesto y trato de soñarte.

Y no voy a seguir mirándo atrás, porque para atrás siempre va a doler. Y voy a seguir para adelante, con la frente en alto, con la espalda recta. Y si te quieres venir, estás en tu derecho...y si no, ten por seguro que te voy a extrañar, pero ten por seguro que llegará otro que me haga olvidar.

domingo, 10 de abril de 2011

Deseos

A las 11:11 siempre deseo cosas imposibles, en parte porque dejé de pensar que se harían realidad, y en parte porque me da miedo que se hagan realidad.

sábado, 2 de abril de 2011

Ellos

Cuando empezaron a hablar por primera vez, él siempre le repetía "la intención es lo que cuenta," y aún sigue haciéndolo.

Ellos no son novios; ellos quieren serlo.
Si él no da el primer paso, ella nunca lo va a hacer.

Pero ahora ella se confunde. Él dice que la intención es lo que cuenta; y la intención está ahí, pero entonces, ¿cuenta o no?