Ella
Hola a todos, decidí hacer este blog para tener un espacio que sea como un diario, en el que pueda publicar toda clase de pensamientos y escritos.
domingo, 18 de enero de 2015
En qué momento y por qué habrá sido que deje de escribir? Todavía no entiendo. Qué absurdo perder una costumbre tan bonita, y no trabajarla, sabiendo que siempre lo he disfrutado y me ha liberado de tantos sentimientos.
No me importa si ya nadie me lee, muy seguramente nadie nunca lo hizo. Lo voy a retomar, y cuando escriba voy a hacer lo que más me gusta: no callarme nada. Voy a escribir todo lo que piense y sienta de momento, sin guardarme nada! Porque finalmente, esto lo hago por y para mí, así que soy yo quien debe disfrutarlo.
viernes, 18 de noviembre de 2011
sábado, 6 de agosto de 2011
Alguna vez leí que el silencio no era malo, porque era entonces cuando se escuchaba el amor.
Pero lo de nosotros no es amor.
Alguna vez escuche que si los ojos no lo ven, el corazón no lo siente.
Pero yo no te vi, y me dolió.
Si pudiera deshacer algo, no lo haría...Pero eso no quiere que no me arrepienta.
Pero lo de nosotros no es amor.
Alguna vez escuche que si los ojos no lo ven, el corazón no lo siente.
Pero yo no te vi, y me dolió.
Si pudiera deshacer algo, no lo haría...Pero eso no quiere que no me arrepienta.
domingo, 24 de abril de 2011
Casino.
Ella entró, se sentó en una mesa y se puso a jugar.
Era un juego nuevo, uno que nadie le enseñó a jugar. Pero aún así, ella quizo probar.
Tú muy sonriente te ofreciste a ayudarla a empezar. Ella, muy ingenua se dejó.
Le dijiste que era un juego, pero no se trataba de ganar. Le dijiste que no había nadie a quién ganar. Le dijiste que eras tú, contra ella y a ella le tocaba apostar. Le dijiste que se trataba de saber dejar al otro llegar al otro lado, y al mismo tiempo caminar.
Cuando llegaste a la mitad te dió miedo, le dijiste que no estabas seguro de querer jugar. Le pintaste que era su culpa, que ella tenía que saber jugar. Ella te dijo que no entendía pues fuiste tú quien le enseñó a jugar. Decidiste entonces aclarar el juego, volver a explicar. Le dijiste que eran ustedes un equipo, y al mundo le tenían que ganar.
No sé si tú te arrepentiste o siemplemente te dió miedo. No sé qué sentirás. Y no sé si te arrepientas, pero a otra mesa me voy a sentar. Puse mis cartas en la mesa, y ya no sé cómo jugar. Hice todo lo que pude, jugue todo mi juego, no se me ocurren más jugadas y me parece que es hora de cambiar. Perdí en tu juego, en el que le cambias las reglas cada día, en ese que nadie sabe jugar.
No deseo que te vaya mal, y ojalá llegue una que sí aprenda a jugar, o que valga la pena para que cambies las reglas, no sé. Posiblemente tampoco haya sido tu juego perfecto pero a mí me gustaba. Me gustaba hasta cuando lo cambiabas, porque siempre me sabías explicar. Pero ya que ni me hablas, creo que mejor me voy a cambiar.
No sé en que mesa me vaya a sentar, pero prefiero estar buscándola que esperando a que llegue contigo. De tu mesa me voy a parar, y a tu mesa no voy a volver.
Ojalá te llegue otra, otra que valga la pena, otra para las reglas cambiar.
Era un juego nuevo, uno que nadie le enseñó a jugar. Pero aún así, ella quizo probar.
Tú muy sonriente te ofreciste a ayudarla a empezar. Ella, muy ingenua se dejó.
Le dijiste que era un juego, pero no se trataba de ganar. Le dijiste que no había nadie a quién ganar. Le dijiste que eras tú, contra ella y a ella le tocaba apostar. Le dijiste que se trataba de saber dejar al otro llegar al otro lado, y al mismo tiempo caminar.
Cuando llegaste a la mitad te dió miedo, le dijiste que no estabas seguro de querer jugar. Le pintaste que era su culpa, que ella tenía que saber jugar. Ella te dijo que no entendía pues fuiste tú quien le enseñó a jugar. Decidiste entonces aclarar el juego, volver a explicar. Le dijiste que eran ustedes un equipo, y al mundo le tenían que ganar.
No sé si tú te arrepentiste o siemplemente te dió miedo. No sé qué sentirás. Y no sé si te arrepientas, pero a otra mesa me voy a sentar. Puse mis cartas en la mesa, y ya no sé cómo jugar. Hice todo lo que pude, jugue todo mi juego, no se me ocurren más jugadas y me parece que es hora de cambiar. Perdí en tu juego, en el que le cambias las reglas cada día, en ese que nadie sabe jugar.
No deseo que te vaya mal, y ojalá llegue una que sí aprenda a jugar, o que valga la pena para que cambies las reglas, no sé. Posiblemente tampoco haya sido tu juego perfecto pero a mí me gustaba. Me gustaba hasta cuando lo cambiabas, porque siempre me sabías explicar. Pero ya que ni me hablas, creo que mejor me voy a cambiar.
No sé en que mesa me vaya a sentar, pero prefiero estar buscándola que esperando a que llegue contigo. De tu mesa me voy a parar, y a tu mesa no voy a volver.
Ojalá te llegue otra, otra que valga la pena, otra para las reglas cambiar.
Conversación con la que más te quiere -y no soy yo-
Si te sirve de algo, te doy mi palabra.
No. Yo nunca planeé quererte de ésta manera.
Y hablando con ella, la que posiblemente te quiera más que yo, me di cuenta que así siempre eres. Que no fuí la única, y que hay una canción para todo. O sea, una canción no para tí, ni para mí, sino para nosotros.
Y no te preocupes, aunque dudo que lo hagas, pero yo te perdono. Y no te importa, verdad? No te hace diferencia, a que no. Y en todo caso te escribo a tí, y muy seguramente sea la última vez.
Porque ya no te quiero así, ya no es como era antes. Ya no pongo cara de ponqué cuando te pienso, ni espero que seas tú cuando me hablan. Y sí, no te puedo negar que siempre me acuesto y trato de soñarte.
Y no voy a seguir mirándo atrás, porque para atrás siempre va a doler. Y voy a seguir para adelante, con la frente en alto, con la espalda recta. Y si te quieres venir, estás en tu derecho...y si no, ten por seguro que te voy a extrañar, pero ten por seguro que llegará otro que me haga olvidar.
No. Yo nunca planeé quererte de ésta manera.
Y hablando con ella, la que posiblemente te quiera más que yo, me di cuenta que así siempre eres. Que no fuí la única, y que hay una canción para todo. O sea, una canción no para tí, ni para mí, sino para nosotros.
Y no te preocupes, aunque dudo que lo hagas, pero yo te perdono. Y no te importa, verdad? No te hace diferencia, a que no. Y en todo caso te escribo a tí, y muy seguramente sea la última vez.
Porque ya no te quiero así, ya no es como era antes. Ya no pongo cara de ponqué cuando te pienso, ni espero que seas tú cuando me hablan. Y sí, no te puedo negar que siempre me acuesto y trato de soñarte.
Y no voy a seguir mirándo atrás, porque para atrás siempre va a doler. Y voy a seguir para adelante, con la frente en alto, con la espalda recta. Y si te quieres venir, estás en tu derecho...y si no, ten por seguro que te voy a extrañar, pero ten por seguro que llegará otro que me haga olvidar.
domingo, 10 de abril de 2011
Deseos
A las 11:11 siempre deseo cosas imposibles, en parte porque dejé de pensar que se harían realidad, y en parte porque me da miedo que se hagan realidad.
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