miércoles, 15 de diciembre de 2010

La guerra secreta.

Se había creído ser invencible.
Se había proclamado el gran creador de una nave absolutamente enorme, la cuál él mismo había dicho ser invencible. Había pensado haberlo conquistado todo, se había creído rey. Justo antes de que la nave se undiese en las profundidades del oceano, historia de la que incluso salió una película.

Pero pronto eso fue olvidado, y trás algún tiempo, algunas personas, algunas  creaciónes y algunos descubrimientos, prontamente se había vuelto a creer ser invencible. Ser "todo poderoso"

Cuan equibocado estaba.

Había pensado tenerlo todo, saberlo todo, y como si fuera poco, se había creído el único.

El hecho de que no hablen no quiere decir que no vean, no sientan, no recuerden. Los arboles, habían estado aquí desde hace más tiempo, y seguirán estandolo por mucho más que él. Lo que claramente afirmaba: Los árboles  tenían más experiencia, más conocimiento, más sabiduría. Sabían nuestros puntos fuertes, y también los débiles.  Quizá por eso estaban siempre en el mismo punto, callados. Escuchando, esperando. Esperando el momento perfecto para acabar con todo, para terminar una guerra que ningún humano sabía que había empezado...hacía ya siglos.

¿Cómo lo harían? Aliandose con los animales, seres casi semejantes. Sería una victoria absouluta, precisa. Justo cuando el hombre se creería más poderoso que nada, atacarían. Y el momento se acercaba, faltaba poco. La naturaleza ya había empezado a atacar, todos estaban aliados.

Y, estupidamente, el hombre no se había dado cuenta. Oh, y ¡cuanto faltaba para que lo hiciese! No era una sorpresa para los seres más sabios.

Este es el comienzo, esto se va a poner mucho peor, y por ahora, lo único que hacemos es ver como pasa.

Es una guerra, y más que eso: es una guerra secreta. 

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